miércoles, 4 de marzo de 2009

CUANDO QUIEREN QUE ME CONVIERTA EN PASSÉ COMPOSÉ

Siento como en algunas ocasiones la resistencia al avance social crea cargas pesadas de inmovilismo generacional travestido de progre, de orden, de construcción personal y bajo la sospechosa “autoestima” del movimiento del universo.

Y todo para reafirmar la incuestionable sabiduría de que hemos nacido bajo el signo del determinismo que ha ejercido la fatídica sabiduría natural. Pues no sé cómo explicarme, me rio o me enfurezco ante el mismo hecho en sí de no romper la tradición ancestral por la cual somos lo que somos y tendríamos que hacer lo que la herencia familiar nos tenía predeterminado.

Subyace ante estos rompimientos estructurales la infelicidad personal, el abatimiento familiar y la peor de todas “señoras a sus labores” ; vamos que los retos, la acción emprendedora y el riesgo para los aventajados seres que desde tiempo inmemorial se lo dejaron sus antepasados.

Quizás en mi rebeldía interior, no se ha marchitado ni se marchitará nunca que lo establecido por superioridad de décadas pasadas está en marcha para el cambio y la construcción del conocimiento universal de la experiencia de las personas en cualquiera de los campos de la vida. La prepotencia pseudocomplaciente del chovinismo recubierto de condescendencia paternalista bajo los auspicios de una nueva era, me llevan a la conclusión que a esos seres ni les gusta el mundo en que viven y el continente que guarda tan sofisticado conocimiento, no es más que el legado machista y sexista que se resiste al cambio social de la igualdad de los géneros y el derecho de los seres humanos a escoger con libertad la vida laboral, social y familiar que ellos quieran sin la valoración a priori de cual sea el resultado de escoger en dicha libertad. Por lo cuál nada ni nadie pondrá a estas alturas el consejo sobre el derecho de elección sin caer en el terrible dogma de la separación de los derechos fundamentales y positivos de los individuos que estará rompiendo el derecho de igualdad y tendríamos que vivir con el hándicap que nos otorgasen nuestros antepasados, y que nos quieran hacer aceptar ciertos grupos sociales en busca del equilibrio natural en la sustentación de un concepto familiar y social caduco y destinado al culto de las tribus ancestrales cuyo decano por ser el más viejo era el gurú natural del grupo.

Con lo que para terminar siento que somos las linternas que han hecho y hacen caer maneras de ver, sentir y vivir una mentira de búsqueda del “camino” pues somos el camino y lo demás transcurre por él.