martes, 7 de octubre de 2008

EPISTOLAS

Querido eter del mundo de la red, me pongo de nuevo en contacto contigo para darte las gracias por encontrarme con personas que aún le sigue gustando la comunicación epistolar aunque sea através de los correos electrónicos.

Que agradable es comunicarse por este medio, la creatividad y el dominio del lenguaje hace que los sentimientos tengan el valor de lo maravilloso. Cuan magnífico es sentir que aún hay unas generaciones que aprendimos en la lejana escuela (apropiado nombre para todo aquél que adquiere poquito a poquito conocimientos útiles para desarrollarse como personas en cualquier ámbito de la vida), el noble uso de la lengua como herramienta de uso cotidiano en el intercambio de ideas y emociones entre los humanos.

Cierto como que todo muta; sino respetamos el mínimo en el trato del lenguaje en un medio plazo nos convertiremos en una jerga anglosajona, dejando el idioma de Cervantes al filo de una lengua muerta como es el Latín o el Griego Clásico.

Me pregunto; cuando desaparezcamos esas generaciones que declinábamos los verbos, memorizábamos preposiciones, adverbios...........¿hablaremos cual si de SMS se tratara? ¿se comunicarán en el lenguaje de signos? ¿emitiremos vocablos tan mal traducidos como el lenguaje técnico del uso de programación informática?....................Porqué cuesta tanto redactar los pensamientos, describir los sentimientos, fotografiar con palabras un lugar............ Será, quizás que se lee menos de lo que dicen las estadísticas, que el esnobismo es tan vacío que solamente hablamos con siglas, y se hacen frases no más largas que un titular de prensa.

Estamos convirtiendo hasta el lenguaje coloquial en frases fáciles de películas, traducciones suis generis del inglés al castellano, más un sin fin de tecnicismos sin sentido en el lenguaje común.

Por eso, os comento lo agradable que es, que hayan personas que les guste escribir; cuando el uso del teléfono móvil o del fijo es el contacto masivo de cualquiera e incluso con los amigos. Volver a encontrarnos con las comunicaciones epistolares es decididamente algo a valorar y tener en cuenta.

Por que, sino estamos avocados a que las Reales Academias de las Lenguas, dejen de fijar y dar esplendor a idiomas como el nuestro que utilizan más de 300 millones de personas. Y, que los sillones de los académicos se conviertan en jarapas o en recuerdos de un pasado que las generaciones futuras no tengan más que un ligero vestigio de lo que fue y pudo haber sido.

Cuidemos de lo que realmente hace que nos comuniquemos como humanos, el lenguaje, la escritura y no matemos a las MUSAS, que sigan cuidando de nosotros con su inspiración.