lunes, 25 de agosto de 2008

POR: LOS QUE IBAN A VOLAR


Dios los tenga en su Gloria y que puedan descansar en Paz.

Esta semana, tendría que haber sido igual que las otras que ha tenido este verano. Ni mejor, ni peor, sino una de tantas. Pero este miércoles fatídico, se ha cobrado las vidas de casi todo un pasaje y su tripulación.

El horror y el dolor que la pena ha puesto en nuestros corazones, va a tardar mucho tiempo en borrarse de nuestras mentes.

Mis ojos y mi pensamiento siempre tienen presente las catástrofes aéreas, cada vez que me subo a un avión. Me es imposible dejar de rezar y de apretar la mano de mi marido cuando despegamos o aterrizamos. Se que es el momento más complicado y delicado de un viaje; en cuanto el aparato se pone en cabecera de pista y cuando empiezan las turbinas acelerar, y el aparato empieza a rodar por la pista, tengo la sensación de que no lo voy a poder aguantar,...... pero siempre gracias a Dios, y como de un milagro se tratara..... remonta el vuelo hasta nuestro destino de llegada.

Luego, durante el vuelo con menor temor, trato de ver el paisaje que se extiende a nuestro pies, bajo el fuselaje del avión............ Es maravilloso ver, el relieve de las montañas, la sinuosidad de las costas, o las nubes formando una calzada empedrada, el inmenso mar sin fin; o .......... quizás simplemente, comprobar que allá arriba existe unas autovías donde te cruzas a una velocidad endiablada con otros aviones. También ver esas turbinas enormes girando sin fin y las enormes alas que nos mantienen en el aire.

Después; el mismo encojimiento de estómago, cuando nos aproximamos a la pista de aterrizaje. El descenso paulatino y que, vamos notando a medida que nos acercamos a los aeropuertos; la rotación del aparato, cuando saca su tren de aterrizaje y al final en fila la pista ........... y posa sus ruedas sobre el asfalto, es entonces cuando los motores empiezan a relentizar su marcha, hasta que al fin llegamos a la puerta de nuestro desembarque.

Hemos llegado,......... y cuando todos los que formamos los pasajes tenemos en ese momento, una necesidad de salir de allí, lo antes posible y la tripulación nos despide en la puerta del aparato; por lo menos esta que escribe, siempre les da las gracias. Por que, queramos o no, es gracias a ellos que lleguemos. Su pericia, dedicación y profesionalidad, no se la podremos nunca quitar. Siento que nuestros pilotos son los mejores, y esa como las otras, son percepciones personales y sin desmerecer a ninguna compañía, como los de IBERIA, pienso que pocos, ........ pues sus despegues y aterrizajes son los menos bruscos y quizás los más seguros.

............. Y, después de todas estas divagaciones mías de lo que siento al volar. Sigo pensado, en todas esas personas y niños que nos dejaron esta semana y la suerte que tenemos lo que podemos narrar nuestros viajes, y nuestros miedos. Lo afortunados que somos y lo poco que lo reconocemos.

Quisiera dar a cada uno de sus familiares, mi más sentido pésame y que sepan que su dolor, es nuestro dolor. Que no podemos permitirnos, perdidas de este tipo, puesto que en este mundo nuestro, el valor de una vida es más importante que cualquier cuenta de resultados, y en estos casos damos por bien empleados lo que pagamos de impuestos para que podamos tener a estos grandes profesionales como son los cuerpos de bomberos, SAMUR, médicos, sanitarios; que sin ellos sería muy penoso vivir.

Siempre esteréis en nuestro recuerdo, como lo están todos aquellos que se van de cualquier manera atroz y cruél. Por lo cual, elevemos una oración por sus almas y Descansen en Paz.